Discusiones en un Local (Borrador)
Nos juntaríamos en la plaza Aníbal Pinto, en donde Poseidón en su imperio rodeado de agua corriente se encuentra posando con un pie encima de una roca y el otro firme en el suelo, sostendiendo el tridente en la captura de un pez. Un muro rodea la estatua y a continuación, una tarima de calle da paso a escalones confundidos con asientos. No por siempre ser el último, sería esta vez lo mismo. Y la apertura de la junta comenzó conmigo estando a las ocho en punto en el lugar en donde Dorogir ya se encontraba sentado esperando por los demás personajes. Alumbrado por inmóviles focos naranjos, el abrigo de cuero negro que usaba formaba parte del escenario del centro de Valparaíso, aunque el jockey de Arctic Monkeys desajustaba con el sentido de la exposición.
Antes de sentarme al lado de Dorogir, había pensado que iba a ser el primero, porque no habían muchas personas alrededor y solo algunos automóviles se escuchaban en el fondo.
- Hola po patito ! ese milagro que no llegaste de los últimos -
- Que exagerado, si no siempre llego de los últimos -
- En el ensayo anterior llegaste como media hora después del inicio, ya te dábamos por perdido -
- jaja, si está en mi mente llegar a la hora, pero no sé por qué mi cuerpo no me deja llegar a la hora -
Dorogir miró el suelo reflexionando su intervención, levantó la pera y dijo.
- La asociación del PIA tiene sus límites pues patito, aunque en un primer caso está el Profe para que hables con él por el horario, porque pregunta por tí, aunque ya nos acostumbramos a tu horario de llegada. -
Me quedé mirando hacia el horizonte de la calle mientras que los pensamientos se ensombrecían de a poco. Los focos de la calle parecían iiluminar haciendo un barrido al momento en que los autos pasaban con las luces encendidas y se calaban entre los diversos colores de las construcciones masivas frente a nosotros, además de los cerros que encerraban el habitual desorden de Valparaíso. Opuesto a nosotros que estábamos en completo silencio.
- ¿Oie y por qué ingresaste a teatro? -
Me miró sosprendido por unos segundos, y viendo que no me movía me comentó.
- Tch, la preguntita... - dijo algo molesto.
- ¿Qué tiene? -
- Por lo mismo que todos po -
Para desarrollar personalidad pensé, el cual había sido mi motivo.
- No sé po, porque la Anis ya participaba de algo de teatro, y la Ámbar quiere continuar estudiando, tu también vai a seguir estudiando? -
- Yo estoy aquí por el arte -
Reflexioné algunos segundos, pero me imaginé que no era yo la razón de su sobriedad y no sabía a qué se refería. Quizás no le gustó sentirse como el centro de atención, siendo una revelación muy personal.
Desde el borde de la calle de al lado apareció caminando camuflado entre las sombras un integrante más de las futuras conversaciones. Dorogir se levantó apresurado en el acto para saludar.
- Carmeeeeel, weeeeena Carmeeeel ! -
Dorogir levantó la voz para hacerse escuchar a metros desde donde estábamos, yo los observé sentado.
Parece que le gusta llamar la atención, además creo que ese fue un buen uso de la voz.
Tal como si fuera la trigésima vez que se reunía en ese sitio, el Profe elevó su mano indicando su presencia. Cuando estuvo en las luces de la plaza a metros de nosotros, sus pasos se convirtieron en zancadas, y alos segundos estábamos los tres de pie conversando mientras esperábamos a los otros participantes.
- Qué trae en la bolsa Profe Carmel - Curiosió Dorogir.
- Naaaada, son cosas de un disfraz, vengo de un ensayo, telas más que nada -
- Miiire como es Camel, va a un ensayo, lleva su disfraz y después se va de carrete -
- Así es la vida bohémica pues - Se alegraba el profe.
- ... - Yo los miraba sin decir nada -
- Y tu Pato, como eso que llegaste a la hora ! -
- jaja, Dorogir dijo lo mismo -
- A los carretes, tempranito, pero a los ensayos, ahí como media hora después -
- Nah, si de aquí en adelante comienzo a llegar a la hora, es que en la mañana es distinto -
- Aonde, si es la misma cuestión, tomai la micro y listo, que pasa con la hora Patito? - Preguntó Dorogir.
- Se me cambia la hora del celular - Les mentí para aligerar el aire.
- Si po, sóplame este ojo - Dijo Dorogir -
- Oie y está como poniéndose heladito o no ? - Preguntó el Profe Carmel
- no sé, yo vine con chaleco - Les dije.
Entonces me crucé de brazos unos momentos y estudié la expresión de sus rostros en silencio mientras conversaban. Dorogir siempre parecía estar enojado, crítico ante las palabras de los demás y con algo de petulencia, una mirada alatanera, quizás para no quebrar su compostura.
Carmel sonreía siempre y como líder de teatro sentía la obligación de estar delante de nosotros, era un par de años mayor y lo envolvía un aura, una ocultación sin ser paranoico porque se encontraba dispuesto a responder a dudas que tuviéramos.
Aparece Varaba cruzando desde otra dirección. Su abrigo negro como su pelo, y sus labios rojos se distinguían en la oscuridad, por un momento nuestro círculo se iluminó. Al saludarla con un beso en la cara, sentí la suavidad y acolchonamiento de una de sus mejillas además de su aroma. Nos saludó una voz delicada posterioir a unos pasos insonoros, que se diferenciaban de Dorogir y su griterío, del Profe y su risa, y de mi rudeza.
- Varabita que viene arreglá - le dijo Dorogir. Mis ojos estuvieron de acuerdo.
- jajaja, gracias - le respondió Varaba con una sonrisa muñequeada.
La conversación continuó centrándose en Carmel y Dorogir. Cómo sería la composición del escensario en el próximo ensayo, como se coordinaría el asunto de las entradas. Mi silencio no perturbaba el ambiente, y Varaba se encontraba como espectadora de igual manera.
Aunque de vez en cuando intervenía. Nida avisó que llegaría directo a la mesa. El otro Dorogir, que estaba apretado de lucas.
- Eeeeeste siempre con los mismo, vamos a decirle que es el cagón -
- jajaja, pero cómo le vau a decir eso por Dorogir - le respondió Varaba.
- Si po, es cagón, nunca viene a nada -
- jaja no sé yo - dijo el Profe.
Después de enviarle un mensaje en el grupo, y reírnos por su salida, caminamos hacia la subida bohémica de Valparaíso, en donde particularmente esa noche se encontraba poblada, las escaleras con personas sentadas conversando además de los anfitriones animando a los paseantes a ingrear al interior de los locales que promocionaban se amalgamaban con la música nocturna. Antes de ingresar al local, mientras avanzábamos hacia las luces más altas de la calle, subiendo por escalones y rodeándonos de la acostumbrada sobrepoblación de objetos que existen en esa subida, veíamos como una anticipación de lo que haríamos. Vasos de cerveza, vino, tragos preparados, jarras, sonrisas y risas, conquistas, y un aire de alivio de fin de semana en la cara de las personas. Quizás muchos detalles se arracaron de mi visón, pero el panorama se presentaba ante nosotros sin ningún miedo.
El profe extendiendo su brazo y casi haciendo una leve inclinación nos invití a entrar a su local de preferencia. Al principio estaba el mostrador con una colección colorida de botellas, en el lado izquierdo del mesón, estaba la caha para pagar y a continuación se encontraba la sala principal con las mesas y sillas para que los visitantes se acomodaran.
Nos sentamos en una de las primeras mesas. Era redonda y de un diámetro de no más de un metro. Nida apareció justo a tiempo, y entonces cada uno tomó una de las sillas. Varaba, Carmel, Yo, Dorogir y Nida, dibujamos un semicíruclo alrededor de la mesa.
Sin salir de la costumbre, el mesero se acercó a la mesa y le preguntí amablemente al Profe qué era lo que se iban a servir. Era de estatura mediana, por lo que lo quedamos mirando casi de frente, aunque estábamos sentados. Nos habíamos coordinado así que el profe habló con el camarero y le dijo los tragos que cada uno iba a pedir. Con la Váraba pedimos cerveza, Dorogir y Carmel, preparaciones y la Nida pidió jugo porque ya no tomaba.
- Yo voy a tomar juguito chiquillos porque ya no estoy tomando cerveza - Se explicó-
La miré pensando que un pedestal y un trono serían mejor para ella que un asiento. Puse mis manos en mis rodillas y continué observando a los demás después de que cada uno pidiera su destapador mental de excelencia. Es disinto el ambiente cuando se eleva la cortina y se da la cuerda. Yo no andaba con mis mejores ropas, ni tampoco con algún signo distintivo como un gorro o una pulsera, mis zapatillas eran viejas y me encontraba con un solo foco sobre mi cabeza. Pero todos éramos protagonistas, y con una historia que contar, en la que ninguno se limitó a ocupar su espacio y hablar, por lo que mi apariencia formó parte del grupo que se encontraba en esa mesa, la que con los cinco sentados juntos, se nos hizo un poco pequeña. Nida comenzó con su historia.
- Y por qué no tomas Nida ? - Le pregunté.
- Es una larga historia, quieren escucharla? - Nos preguntó.
- Adelante Nida, cuéntenos, tenemos toda la noche para escucharte - Le dijo Dorogir.
- Ya, bueno, mira, esto pasó cuando estuve en estados unidos, la mayor parte de mi adolescencia estuve allá, y trabajba en una growshop -
Cuando comenzó a contar su historia, la imagen de la Kal vino a mi mente, como la Dani también era morena, y ambas tenían ese desplante e historia de drogas en su infancia, sentí una confianza y una conexión con ella, proveniente de mi pasado, aunque llevara pocos meses de haberla conocido.
La escuché con mi mano en mi oreja. Atentamente.
- Mi pololo era el dueño de la tienda, que quedaba en un lugar super piola de estados unidos, que era más como un pueblo y en ese tiempo fumábamos caleta, casu todos los días -
- La buena vida - Le comenta Dorogir
- Sí, si tomábamos también, si eran carretes tras carretes, la verdad es que fue un buen momento de la vida, pero como que me excedí. Cuando volví a Chile hace un par de años, ya no podía seguir con la misma vida, por lo que comencé a tener crisis de abstinencia, me dolía la cabeza, tenía Delirium Tremens y pasé por todo un proceso de rehabilitación. Y es por eso que ya no puedo tomar, porque si no comienzo con una, y seguiré con varias después, y ahí me van a ver durmiendo en la plaza. Ya pasé por eso de reomtar.
la vida de un rockstar, eso hizo que me cayera mejor. Me agradan las personas que tienen un cierto tipo de problema, que tienen alguna debilidad. Quizás porque me veo en ellas, o puedo pensar que me relaciono con ellas de alguna manera, quizás mi autoestima baja se opaca ante un problema ajeno.
- Oh, qué brígido - comentí la Varaba impresionada.
Lo que me hizo pensar que había sido un comentario un tanto cruel, palabras punzantes salidas de unos labios rojos y delicados. Lo más probable es que lo haya dicho con la intención de llamar un tanto la atención, hacia ella y a la Nida.
- Si que varabita no siga por ese camino - Le comentó el Profe Carmel.
- Pero estoy bien con mi juguito, si puedo carretear igual, ahora soy la no alcohólica, y en verdad me acuerdo más de las cosas cuando no tomo, porque antes me podía borrar, pero ya no -
Miraba el latente drama que se había formado de un momento a otro y bebía otro sorbo.
Una parte de mi quería tentar a la Nida, sentía que tenía un cierto control sobre ella. Proveniente de la imagen que tenía, de su personalidad y de mi actitud hacia ella, y de ella hacia mi.
Varaba comenzó con un monólogo.
- Yo no tomo mucho porque no tengo mucha resistencia, y podría hablar cabezas de pescado - dijo con su voz tímida, con la que tuvimos que hacer un silencio para escucharla.
En mi mente a cada momento se repetía la pregunta "qué dijo?" porque no la escuchaba bien, aunque estuviéramos a menos de un metro, porque había música de fondo mientras estaba hablando, por lo que había drama con mi oído para oírla, y tuve que acercarme con mis hombros para no perderme en la historia.
- Mis compañeros son así, o bueno, los que eran mis compañeros cuando estuve estudiando -
- ¿Qué es lo que estudiaste Varabita?
- informática, si que estaba rodeada de puros hombres, algunos de ellos me trataban como un compañero más la verdad, pero siempre me llevé bien con todos, no hubo ningún problema, y siempre echaban tallas - Contaba.
- Y cuando nos juntábamos a carretear, llevaban caleta de alcohol, y ahí tomaba, como en todos los carretes universitarios, pero ellos tomaban como cuatro veces lo que yo tomaba, y a veces también quedaban así echados - dijo lo que le causí una leve sonrisa, y levantó su jarra y bebió algunos sorbos para saciar su sed.
- ¿Ustedes sabían que Google siempre está observando todo lo que hacemos? - Inquirió.
En ese momento pensé que estaba hablando de mí, que siempre los observaba, pero nunca decía nada. Lo que fue algo normal, intenté alterarme lo menos posible.
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